Antes de que la IA dominara el mundo, ¿eran los robots… esclavos en una obra de teatro? Suena a ciencia ficción, pero es la pura verdad. La palabra que usamos hoy para describir todo, desde aspiradoras autónomas hasta sistemas de inteligencia artificial, tiene un origen humilde y sorprendente.

Una Palabra Nacida en el Escenario

La palabra “robot” se introdujo al mundo en 1920, en la obra de ciencia ficción “R.U.R.” (Robots Universales de Rossum), del escritor checo Karel Čapek. La obra representa una fábrica que crea trabajadores artificiales para servir a la humanidad. Estos seres no eran máquinas como las imaginamos hoy, sino criaturas biológicas simplificadas, sin alma y diseñadas para el trabajo.

Curiosamente, la idea del nombre no vino de Karel. Inicialmente pensó en “labori”, del latín para “trabajo”. Fue su hermano, el pintor y también escritor Josef Čapek, quien sugirió “roboti”.

El Significado de “Robota”

Josef se inspiró en su lengua materna, el checo. La palabra “robota” en checo significa “trabajo forzado”, “servidumbre” o “corvea” — el tipo de trabajo que los siervos estaban obligados a realizar para sus señores en la Europa feudal.

Por lo tanto, la palabra “robot” lleva en su esencia la idea de un trabajador oprimido, un siervo. En la obra de Čapek, esta tensión estalla cuando los robots, cansados de la explotación, se rebelan y aniquilan a la humanidad.

De Siervos a Super-Inteligencia

Hoy, la palabra “robot” ha evolucionado. Describe una amplia gama de tecnologías que nos facilitan la vida, exploran otros planetas e impulsan la innovación. Sin embargo, el origen de la palabra sirve como un fascinante recordatorio de nuestras esperanzas y temores con respecto a la tecnología que creamos.

La próxima vez que interactúes con una IA o veas un robot en acción, recuerda su origen humilde y poderoso: un siervo nacido en el escenario de un teatro de Praga, cuya historia nos enseña sobre el trabajo, la humanidad y el precio de la creación.